
Este trabajo surge de la toma de conciencia de nuevas características del vínculo que desarrollo con el violín desde hace ya más de veinticinco años.
La investigación pone el foco en la geometría del gesto violinístico, desarrollando una serie de ejercicios corporales que toman como motor la relación entre cuerpo/violín/sonido y alteran las habituales jerarquías de la música.
Parte de esta investigación ha sido mostrada en febrero de 2018 en el Contenedor Cultural de la Universidad de Málaga y en junio en el Teatro Pradillo dentro del marco del Master de Práctica Escénica y Cultura Visual de Artea.
Durante la primera quincena de septiembre de 2018, se siguió desarrollando junto a Mateo Mena, Montse Piñeiro y Elsa Paricio en el teatro Rosalía de Castro en A Coruña gracias a las Residencias Paraíso del colectivo rpm y se abrió en octubre en El Respiradero, dentro de Gextoarte 2018.

